La última hija de Urano. Diosa del amor, la belleza y la fertilidad. La encarnación del deseo sexual como una de las fuerzas creadoras del universo.
Poseía un cinturón, al decir de los que la conocieron, fabricado por Hefaistos,
que encendía en amores a todo el que se relacionaba con su portadora, pero no
lo necesitaba. Sin embargo, salvo excepción, no solía prestarlo a las diosas
que se lo pedían.

Su mal carácter era de sobra conocido en Grecia y a menudo se enfrentó con
quienes podían rivalizar con ella, Psique o Eos. Sólo Atenea, Artemisa y
Hestia, las vírgenes que sentían un profundo desprecio por ella, eran capaces
de ignorar sus órdenes.
En cualquier caso era una diosa benéfica que ayudaba a los mortales a lograr
sus propósitos amorosos.
En su llegada al Olimpo, Zeus, bien resentido por su desdén y para castigar su orgullo, y agradecido a Hefaistos por haber inventado el rayo con el que había matado a los Gigantes, concedió su mano al herrero olímpico, el hijo cojo y deforme de Hera, dios del fuego y la fragua.
En su llegada al Olimpo, Zeus, bien resentido por su desdén y para castigar su orgullo, y agradecido a Hefaistos por haber inventado el rayo con el que había matado a los Gigantes, concedió su mano al herrero olímpico, el hijo cojo y deforme de Hera, dios del fuego y la fragua.
El primero de sus amantes fue su cuñado Ares, dios de la guerra, con el que
tuvo tres hijos, Deimos (el Terror), Fobos (el Temor), y Harmonía.
Con Poseidón engendró dos hijos, Rodo y Herófilo; con Hermes, el cínico patrón
de los mercaderes, del que tuvo a Hermafrodito; por último con Dionisos o
Apolo, que las versiones no están de acuerdo, con quien engendró a Príapo.
Con los mortales también mantuvo aventuras varias, con Anquises, rey de los
Dárdanos, tuvo a Eneas, el héroe troyano; de Adonis, el ambiguo, que comparte a
tiempo parcial con Perséfone, a Golgos y Beroe; con el argonauta Butes, a quien
amó para dar celos a Adonis, a Erix.
Castigó a las mujeres de Lemnos, haciendo que oliesen mal, porque, a causa de
su adulterio con Ares, se negaban a rendirle culto. Abandonadas por sus maridos
a causa de su mal olor y sustituidas por esclavas tracias, como venganza,
asesinaron a todos los hombres y fundaron una sociedad femenina, hasta el día
en que llegaron los argonautas.
También castigó a Eos haciendo que estuviese siempre enamorada por haberle
hallado con Ares. Aurora sintió, desde ese momento, un amor irresistible por
Orión.
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